La actuación más importante consistió en el refuerzo de la estabilidad de la bóveda, pues presentaba una deformación (aplanamiento del arco) con las consiguientes rótulas, que disminuía el aconsejable coeficiente de seguridad a un valor inaceptable para una carga equivalente al tráfico rodado soportado por este pequeño puente. Este refuerzo consistió en la formación de un ensillado de la bóveda en su trasdós, con una rosca de hormigón de cal hidráulica con los espesores especificados en la documentación.
Las obras se complementaron con la eliminación de la vegetación de los paramentos del puente, su retacado y la reposición de piezas deterioradas, renovación del pavimento con las piezas recuperadas del existente y reposición de los pretiles por unos nuevos ya que los existentes eran unas simples piedras, sin forma alguna, que estrechaban la calzada y no aportaban ninguna seguridad.